“… estas naturalezas odian más que a la muerte el hecho de que la simulación y la mera apariencia constituyan una necesidad.” (Friedrich Nietzsche)
Condenarro
Y sí, ya regresé, llegando a la cresta de la ola a bordo de un crucero de esos que no respetan los cuatro altos, pero perdón mi es_timada(o) lectora(or), me ausenté por motivos irracionalmente razonados… cuestiones personales, claro. El punto de quiebre está en el hecho de que un crucero turístico ocupa todo el tubo de ésta ola… y en Pichilingue, dónde las olas apenas si acarician la arena de la playa.
El tema éste de los cruceros turísticos y la construcción de muelles para recibirlos en puerto trae sus peculiaridades, algo así como mar de fondo. La polémica alrededor de este tipo de “turismo” es amplia, álgida por todos los intere$e$ involucrados y que, podría especular, los empresarios nunca los utilizan… yatelasabes. En cuanto lo referente a los barquitos esos que cargan hasta más 8 mil pasajeros y unos 3 mil tripulantes es una cosa; los beneficios y a quienes se dirigen es otro punto y la construcción de muelles que les den cabida, muelle que requeriría, mínimo una plancha de 4 o 5 cuadras de longitud, más toda la superficie terrestre que se necesite para su arribo y desembarco, es preocupante.
El pasado dos de abril, unos días después de que anunciaran que “ya no hay problema, el promovente se desistió de la MIA del proyecto”, se realizó en La Paz una mesa-foro, en La Catra (centro cultural) en la cual participaron 48 colectivos (asociaciones civiles, grupos ambientalistas, artistas, estudiantes y académicos entre otros), dónde se expusieron los motivos y argumentos que rechazan la ampliación del muelle de Pichilingue para la construcción de un muelle para el arribo de cruceros turísticos. Todos válidos y legítimos.
El hecho de que retiraran la MIA del proyecto tiene dos lecturas, la más realista, desde una perspectiva personal, mas compartida con varios de los colectivos, es que se preparará otra para insistir con argucias legales, tal vez. Proyectos de tal envergadura y que implica multimillonarios capitales, difícilmente se abandonan… en BCS hay historia que lo confirma. No obstante, y siento que no debemos perder de vista, es que la tal MIA sólo se refiere a la obra física en el recinto portuario y el dragado obligado. El efecto que el constante arribo de los barcos es otra corriente que debemos surfear antes de sufrir.
El proyecto vende la idea de progreso, construcción de un centro turístico-comercial-cultural, lúdico, obvia decirlo. “son miles de turistas que arriban en los cruceros”, al respecto:“En tal sentido el visitante de cruceros, en general, no está preocupado por la autenticidad en la experiencia ni por el conocimiento o el respeto hacia la comunidad local, esto está relacionado con el impacto social de la visita de cruceros, que es masiva, en horas definidas del día, afectando las actividades de la dinámica de la sociedad, apropiándose de los espacios, generando una sensación de invasión y propiciando el histrionismo de los habitantes, de acuerdo con los estereotipos, para promover el consumo.” (https://www.tucrucero.com/…/los-cruceristas-no-turistas-2/)
Tomando en consideración el párrafo anterior y con la experiencia que en Cabo San Lucas se tiene en derredor del arribo de cruceros, aun cuando los factores sean distintos, los efectos ambientales son muy similares. En los 90 del S.XX se propuso la construcción de un muelle para arribo de cruceros y así poder desembarcar más pasajeros que “serían turistas convencionales y/o inversionistas en potencia”; el rechazo de dicha obra, a más de la protesta social y, algo que le aprendí a Mateo Parr (QPD), es buscar todos los escenarios posibles cuando algo “bonito” amenaza tu casa. El muelle de cruceros en la bahía era no sólo incosteable sino inviable en todo sentido, pues los pilotes deberían anclarse en las paredes del cañón. En La Paz sería diferente, mas igual de pernicioso.
Entre ola y ola en mi surfeada cibernética, me encontré una monografía muy interesante en relación a los cruceros, las navieras, los cruceristas, los tripulantes (situación laboral), beneficios económicos (sic) fiscales y sociales y la conclusión, personal, es que el beneficio real es para las navieras, empresas globales, “Resorts” itinerantes que bien pueden llevar su desmadre muy bien organizado en su beneficio dónde puedan vender el fraude del progreso náutico: “Los cruceros en México. Un panorama general de una actividad con claroscuros” de Antonio B. Ojeda*.
Retomando la experiencia que se vive en CSL, desde aquel famoso “The love boat”, El crucero del amor, serie de televisión dónde todo era glamour, amor, amistad y buenaonda, surcaban el Pacífico desde California hasta Pto. Vallarta y regresaban parando en los puertos de Mazatlán, CSL y Ensenada. La línea Princess Cruise, dueña del The Pacific Princess promocionó en los 70 y 80 el crucerismo de placer. ¡De televisión!, literalmente. Todo hermoso, todos felices. La realidad, en CSL, es que los cruceros dejan en la localidad, circulante sonante en las carteras de los habitantes, un promedio de 60-65 usd p/p (datos del Banco de México en 2020); En la bahía los cruceristas que desembarcan, cuando lo hacen en “tenders” locales, dejan una derrama extra a la empresa que los opera. Las navieras, como transnacionales o empresas globales como las nombra Antonio B. Ojeda, dadas las bondades que les ofrecen las aguas internacionales, siempre tendrán “capitanes que los liberen de las tormentas y ciclones fiscales de los países a donde arriban”. Por otra parte, las embarcaciones siempre cuentan con “holding tanks”, tanques de almacenamiento de desechos… todo lo que llega al baño de cada camarote y/o baño del crucero llega ahí… ¿tendrán la capacidad para “guardar” lo que generan entre 4 y 8 mil pasajeros, más la tripulación, dependiendo del calado, durante una semana? Costo beneficio; para quien el primero, porque lo segundo ya lo sabemos.
Y así llego al final de la ola, tuve que sacarle la vuelta al barquito ahí parqueado, en definitiva, el crucerismo no desaparecerá, por el contrario, con todo lo pernicioso al entorno que significa, como los megadesarrollos turísticos integrales o incluso la minería, difícilmente es el tipo de actividad económica que serviría a la población de La Paz, sus características sociales, orográficas y el suelo marino de la bahía, así como sus corrientes son factores que lo reafirman, creo yo y otros más, por ello yo seguiré turisteando en mi vida, evitando esos cruceros que no respetan los cuatro altos: alto al impacto al entorno, al mar, al urbano y al social, me retiro como un simple y pobre loco peligroso irreverente, irrelevante, irremediable pero irresistible y real prófugo de la injusticia que un muelle para crucero no amortigüe un impacto inmediato. “Ya no pareciera tener sentido la pertinencia sino la simulación financieramente interesada de la Verdad.” (Alberto Jiménez Ure)*https://journals.openedition.org/etudescaribeennes/19946