Sobre la antítesis del desarrollo sustentable

“El desarrollo de Los Cabos es inversamente proporcional al interés de sustentabilidad que sus habitantes y visitantes merecen”

Condenarro

A escasos tres meses de que se den los cambios en la administración de los recursos públicos, tanto en el ámbito nacional como en lo que corresponde a nuestro pujante Municipio. Recordé la frase que compartí al inicio del texto. Frase que acuñé por ahí de diciembre de 2004 (la esencia), cuando quien fuera alcalde en ese tiempo, le dijera a mi acompañante en la posada “oficial” que obsequian a medios, que “es que el centro ya no es para vivir”. En contexto, acababan de realizar un concierto en la Plaza Mijares, dónde el volumen nunca bajó hasta casi el amanecer, y ella con su Nana y familia vivían, y la familia sigue ahí, junto donde alguna vez fue un reconocido restaurante de los Klein. Años en que la vida nocturna josefina terminaba a las 11 PM.

Tras semejante retrospectiva, y tratando de ponerme al día en esto de las cotidianeidades sociopolíticas de Los Cabos, me encuentro que las novedades no lo son tanto en realidad. Digo, siempre un nuevo día nos trae expectativas optimistas, hasta que sales a la calle y te das cuenta que la situación –y menos la circunstancia- no cambia mucho. La realidad nos supera por mucho, tan es así que, en los ya casi 35 años de vivir en Los Cabos, en Cabo San Lucas en particular, los cambios son muchos en casi todos los sentidos, menos en la cuestión de calidad de vida humana en la zona urbana.

Una realidad en la que caigo constantemente se refiere precisamente a las expectativas que cada en campaña electoral nos venden a la ciudadanía. A ojos de todos, la zona turística se va saturando de lujosas construcciones a las que no les falta nada, sólo el respeto al entorno natural y cumplir con todas las de la Ley. E igualmente, a ojos de todos, los asentamientos populares, que nunca dejan de crecer y nacer nuevos no tienen forma de respetar el entorno natural ni cumplir con todas las de la Ley, de inicio, porque no tienen los recursos ni el apoyo que, sin escatimar, las instancias de gobierno les brindan a los primeros. Eso de ocupar las zonas de alto riesgo para después “regularizar y/o reubicar”, no deja de ser una ilusión demagógica que se acepta por la urgencia de un lugar para vivir. Hoy día el promedio de crecimiento demográfico de Los Cabos, estimado en 4.9% anual, equivale a 47.3 nuevos habitantes por día.

En tanto sigue el proceso de actualización del POELP (29 años), el PDU y el PDM, una vez se actualizan ya están fuera de tiempo. Lo hemos visto, al menos yo de testigo, los últimos 34 años que me ha tocado informar sobre el diario acontecer. Lo de moda hoy es el desmadre mal organizado en Tezal, que por ello es el núcleo de un problema que se extiende a toda urbanización de la geografía cabeña. Mas el rezago social, en materia de infraestructura, es ya una constante. Triste es en realidad el contar con un Implan que en muchos casos termina representando una simple recomendación a las instancias de gobierno, entre las cuales se encuentran muchos de los obstáculos para un ordenamiento real del desarrollo que suponemos merece un destino turístico de la talla de Los Cabos y, por obvias razones, por no decir sentido común, sus habitantes, que son los que, al final del día, logran la satisfacción de los huéspedes.

Desde la óptica de un pobre neófito en materia urbana y estudios de comportamiento de suelos y capacidades de carga, temas que en ninguna de mis incursiones “curiosísticas” por el saber oficial (tres niveles) han recibido respuestas, ni a favor ni en contra sino todo lo contrario. Pareciera tema tabú. Bueno, irónicamente, ya “el progreso” por conducto del C’Questro; su jefe de jefes propuso una posible moratoria de crecimiento… por algunos meses. ¿Nadie la escuchó o prefirió no hacerlo?… mi suspicacia me dice que sólo se arrojó una piedra al barranco, valga la analogía. Se me hizo curiosa la propuesta, siendo el principal promotor de grandes desarrollos turísticos costeros, el cierre, “por seguridad”, de caminos vecinales y accesos a playa.

Así, más que menos, el escenario que tendrá que optimizar el actor principal de la obra que bien pudiera titularse: “Los XV de Los Cabos”.

Ahora, antes de terminar con el debralle de hoy, la antítesis del desarrollo sustentable se explica por sí misma cuando puedes ver desde luneta lo que sucede en palco y gradas del circo sin pistas en el que en vilo nos mantiene el vil desarrollo $u$tentado de Los Cabos. Lo más triste del caso, aunque poco me hacen, es que llegamos a la décima quinta administración del municipio que nació hace apenas 44 años, los problemas que enfrenta no sólo el habitante simple y llanamente nominado, dejamos los 47.3 que lleguen mañana y los turistas… y los que no sufren la antítesis que ellos mismos fomentan y alimentan. Christian Agúndez Gómez, viene de un rancho de Santanita, semillero de políticos, afirmación por hecha al suscrito el mismo NAM, en entrevista radiofónica con mi querida Cristina Medina, no recibe nada nuevo, al menos a retos a enfrentar, son los mismos de hace al menos 35 años, los mismos que existían cuando Agúndez Montaño fue Alcalde de Los Cabos (1999-2002), en sus justas dimensiones en torno a mancha urbana, y carencias, y abusos de autoridad, y estratagemas de desarrolladores que sin clemencia permutaban (sic) tranzas por firmas, crisis en los servicios que ordena el 115 Const. Y todos los etcéteras que mencionó y comprometió en campaña, los mismos que han mencionado y comprometido 14 alcaldes antes de serlo, Christian los conoce, y, sin embargo, al parecer no los reconoce como añejos.

Ya no tarda en llegar la fecha en que el XV Ayuntamiento en pleno tome protesta y sus lugares y comisiones respectivas y mis expectativas acusan lánguido optimismo, dado el rezago y la deuda social que la institución municipal mantiene con los habitantes cabeños, y yo paso a retirarme y reiterarme como un simple y pobre loco peligroso irreverente, irrelevante, irremediable pero irresistible y real prófugo de la injusticia que la antítesis del paraíso es lo que en realidad se vende al mercado turístico internacional.

“Uno de los errores masivos más comunes y lamentables es el de dar poder a gente mediocre; medio cree que puede con un poder que masivamente lo consume” (Condenarro)

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