Por Cecilia 8a
Cabo San Lucas.- Una reflexiva caminata mañanera nos comparte Mario Meave por una calle x en el puerto turístico de Cabo San Lucas, en su andar y cámara en mano, se ‘calza’ una silla de ruedas imaginaria en la que intenta desplazarse por aquella rúa.
A más de lo estrecho de las banquetas, diseñadas desde el principio ajenas a toda necesidad de una persona con dificultades para caminar por si solo, sea que ocupe desde bastón, muletas o silla de ruedas, están los postes de luz, de teléfonos, incluso cables que arrastran, lo que hace preguntar a quién pertenecen y porqué no se ocupan de levantarlos, pues algunos aun penden de postes.
De la basura, que en estos casos no se hace alusión a lo que afea y contamina el espacio, sino de lo que complica el desplazamiento de las personas con necesidades especiales para ir de un lugar a otro; de los botes, tambos, cestos, canastas y cuanto cacharro cóncavo que se desocupa en casa y se ocupa como depósito de basura, obvio, a media banqueta.
Es como si nadie pensara en ellos, son invisibles a los ojos del ciudadano, de los transportistas, de las autoridades que no crean políticas públicas que los beneficien, que les den su lugar con todos los derechos viales en la sociedad y en la ciudad.
En el video, Mario nos muestra una calle amplia, con espacio suficiente para dos carriles de uso automovilístico; con espacio suficiente para ciclovía y vía de silla de ruedas, es cuestión, aunque parece casi imposible, que alguien desde el gobierno se ocupe de una vez por todas de sacar las ideas de los discursos y las conviertan en recursos, que hagan tangibles las soluciones a las necesidades de desplazamiento para los menos favorecidos en movilidad.