Por Cecilia 8a

Últimamente hemos visto por internet como se ofrecen las niñas como carne de prostitución sin el menor recato, como si anunciar ‘’sus servicios’’ en páginas de Facebook fuera un mero acto de audacia, que por increíble que parezca, dará pauta a que más inocentes se sumen a un estilo de vida peligroso y degradante en muchos sentidos.

Su ignorancia y falta de madurez desconocen que el dinero que ganen no paga el impacto en su autoestima por la exposición a constantes desvalorizaciones y humillaciones, el estrés psicológico, el aislamiento o ruptura con el entorno más cercano que es la familia, soledad, desesperanza en el futuro, sin búsquedas de alternativas de manera asertiva, y lo peor, caer en redes de control, (proxenetas).

Lo anterior sin contar el inminente riesgo de contraer enfermedades de trasmisión sexual, cáncer de cérvix, embarazos no deseados y abortos precarios, dislocaciones, fracturas, y en muchos casos la muerte.

No podemos como padres ‘naturalizar’ estas conductas, debemos rescatar tiempo para ellos, calidad en la comunicación, reclamar temas de concienciación para nuestros hijos desde la escuela con profesionistas en la materia, y lograr sanciones de impacto a quienes influyan o propicien este cáncer social.