Sobre el prolegómeno del quien sabe…

«La conclusión es que sabemos muy poco y sin embargo es asombroso lo mucho que conocemos. Y más asombroso todavía que un conocimiento tan pequeño pueda dar tanto poder.» (Bertrand Arthur William Russell)

Condenarro

Por aquí de nuevo mi es_timada(o) lectora(or), debrayando sobre un no sé qué en el no sé donde que me pone quien sabe cómo; de inicio el título, que en realidad no sólo es título, sino que es exactamente lo que significa, un prolegómeno del quien sabe; es decir, algo así como una introducción, o el preámbulo, prefacio, prólogo, preludio exordio, obertura, introito sobre ese “no sé qué”. Mi duda, una de entre toooodas, es saber cómo es que mi perspectiva de la percepción, o mi percepción de la perspectiva no cuadran con mi expectativa…

Vamos por partes: prolegómeno, del gr. προλεγόμενα prolegómena ‘preámbulos’; versión corta del DRAE; percepción, del lat. perceptio, -ōnis. 1. f. Acción y efecto de percibir; 2. f. Sensación interior que resulta de una impresión material producida en los sentidos corporales; 3. f. Conocimiento, idea. Con el significado de perspectiva encontré, creo yo, el centro medular de mi debraye dorminguero. Escuchamos o leemos “perspectiva” y nos viene a la mente el arte plástico, y de hecho en los diccionarios así la contemplan, relacionada con el arte; mi percepción sobre la definición de perspectiva está vista desde otro ángulo, en resumen, la perspectiva es el modo de analizar una determinada situación u objeto, es un punto de vista sobre una situación determinada. Es donde me tropecé con la epistemología, justo del encuentro de las dos palabras sobre las que se trata éste prolegómeno. Todo cuadra de forma individual, y todo intenta tejerse en lo general, es decir la perspectiva de la percepción social, o la percepción social desde una perspectiva colectiva.

¿De qué manga del chaleco saqué la epistemología? Grosso modo, la epistemología es el estudio del conocimiento antrópico, o sea el nuestro, el humano, como quien dice, de nuestras experiencias, parafraseando a Locke: «Ningún conocimiento humano puede ir más allá de su experiencia». La percepción, cualesquiera que se la perspectiva, es procesada mediante el conocimiento adquirido, y como cada caso es individual, se socializa hacia lo general y se crean las confrontaciones, y por las acciones y reacciones que en lo general surgen, es de lo que se trata todo éste rollo.

En dos años estaremos eligiendo, bueno, a éstas fechas ya hasta estrenando Ejecutivo nacional y, en Los Cabos, también el municipal. No obstante, la información objetiva, y la oficial de lo que se hace, lo que no se hace y quien nomás se hace, está al alcance de todos, y de forma inmediata, la tendencia social es inclinarse a la información, que brota a borbollones digitalizados – en redes sin hilo-, de los juicios de valor, intereses bien identificados influenciando de la forma que sea, sobre la “veracidad” de sus opiniones y de la catástrofe a la que se puede llegar de negarse a dichos juicios de valor. Obviar que estén equivocados es inútil, de cualquier forma, cada quien tiene su_razón. Y conste que no me refiero ni a los diestros ni a los siniestros-zurdos perdón sino todo lo contrario.

Los presidenciables en el ámbito nacional están en campaña desde el día en que AMLO fue declarado presidente electo, todos, de todos los partidos y coaliciones, también los independientes. En sus precisas dimensiones, lo mismo sucede por éstos lares. A éstas alturas del partido, con el volumen de información que circula por esos hilos cibernéticos, el choque de perspectivas, percepciones, interpretaciones se anudan en una especie de ícono del infinito donde el factor común es: “eres idiota, retrógrada, ignorante, intolerante, cerrado y un sinfín de adjetivos peyorativos”; lo grave es que lo más factible es que todos estén en lo cierto.

Como es irrefutable que la verdad absoluta no existe y eso es absolutamente cierto, todo el prolegómeno fue para llegar al simple y sencillo hecho de que mi expectativa deberá buscar ramificaciones, porque lo que he aprendido en mi vasta cortedad me dicta que mi percepción de la perspectiva a dos años me sugiere pasar a retirarme y reiterarme como un simple y pobre loco peligroso irreverente, irrelevante irremediable pero irresistible y real prófugo de la injusticia que mi perspectiva de la percepción social caiga en un círculo vicioso perenne…

«Frecuentemente hay más que aprender de las preguntas inesperadas de los niños que de los discursos de los hombres». (John Locke)