Sobre el desuso del abuso

Los abusos son todos compadres unos de otros y viven de la protección que mutuamente se prestan.” (Ruy Barbosa)

Condenarro

Trataré de no abusar de tu paciencia mi es_timada(o) lectora(or), ésta última semana del primer mes del año me resulta, en cuanto a los asuntos que nos competen a todos por el simple y sencillo hecho de ser ciudadanos, interesante, intensa, sorpresiva (para algunos más que otros el jueves), precisamente en la víspera del primer casi informe del alcalde del XV Ayuntamiento, terminó sofocado el ambiente en El Estero y candente el intento fallido, otro, de privarnos de la propiedad pública en lo que refiere al camino costero El Rincón-Cabo Pulmo-San José. No se si sólo yo lo vi, pero las declaraciones de Castro Cosío en el marco de entrega de planteles educativos en tal controversia dejó en desuso la sonrisa socarrona de un triunfo, habilitando un gesto adusto al tener que rerregresar ese camino a su propietario original: Los Cabeños.

En realidad, el tema del camino costero que explotó el pasado lunes con la aprobación de la tercera actualización del PDU 2040, peculiar proceso, tras 11 años de su última actualización, la vigente aun, pues no se ha publicado en el Boletín Oficial de BCS, entre los que se cuentan tres en que el hoy regidor Celestino estuvo con Arturo de la Rosa y tres de Christian y su contralor (ex síndico) con Armida, dejaron pasar la revisión respectiva y que hoy presumen. Nada nuevo bajo el sol, dice el dicho. Es un hecho que el tema del camino costero empezó a polemizarse desde aquella supuesta permuta entre Narciso Agúndez siendo gobernador y los desarrolladores que en aquellos tiempos ya proyectaban los DTI entre La Laguna y Zacatitos. Antes que existiera el Implan, este llegó en 2008 con René, a insistencia, si mal no recuerdo, del CCC.

Mientras todo eso ocurría, San Lucas y San José seguían creciendo a un ritmo muy superior a la media nacional, sin contar con planes de desarrollo que alcanzaran tal dinámica de crecimiento; lo más interesante, es que esa “intención” del desarrollo sustentable la han abanderado desde el objetivo económico y no como fue explicada por la Comisión Brundtland de la ONU que definió el desarrollo sostenible en 1987: “la satisfacción de las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras.”

Otro aspecto que tampoco es atendido con el mismo apremio y respeto, es la necesidad de vivienda digna y segura. Le pregunte al ChatGPT sobre el crecimiento demográfico anual de Los Cabos: Crecimiento anual=351 ,111×0,054=18 ,959 personas al año, lo que da un promedio de 52 personas al día. Una celeridad que, desde la perspectiva de un ignorante en la materia, podría en dejar en desuso la planificación existente; digamos que las 17 mil quinientas viviendas -incluidas las del Plan Nacional de Vivienda- que proyecta el XV Ayuntamiento de Los Cabos en su trienio resultarán insuficientes en el 2027. Ni que abundar en torno al abasto de agua potable en los hogares que hoy no la tienen.



Resulta una costumbre lastimosa encontrar los culpables de nuestra situación, digo nuestra porque todos aquí vivimos y la misma calidad de ciudadanía la tengo yo que la misma presidenta, sólo que ella, por libre albedrío, eligió tomar la responsabilidad de administrar los recursos de todos para beneficio de todos por igual; en las administraciones pasadas. Obvio que existe razón en ello, su omisión o comisión en su gestión crearon la actual circunstancia tanto en lo nacional como en los barrios. Llegué a la penosa idea de que no son las instituciones ni las leyes las que fallan, éstas son instrumentos, suponemos, para un mejor vivir… dejamos en desuso los cuatro acuerdos toltecas que nos explicó Miguel Ruiz hace algunos años.

Mientras todo este dislate recorre mi chompeta, aparecen las palabras inalienable, imprescriptible, intransferible e inembargable y me imagino la propiedad pública… teóricamente cumple con su significado… tanto como el libre albedrío y el sentido común. En la práctica, no salen de los documentos oficiales u oficiosos creados desde la operación y ejecución de las instituciones y las leyes respectivamente.

A final de cuentas, pareciera que el camino costero podría llevarnos a buen puerto y la creencia idílica de contar, en un futuro, con un malecón costero. Ma$ dudarlo es nuestro derecho. Lo que es indudable es que la realidad que vivimos podría dejar en desuso el optimismo, o, en el mejor de los casos socialmente hablando el del abuso que por la mala interpretación se adjudiquen privilegios socioeconómicos, tan sólo por ser gobierno y llega la frase célebre de la semana “¿para qué gobernamos?”. Así, con la incertidumbre latente, sólo puedo confirmar y ratificarme como un simple y pobre loco peligroso irreverente, irrelevante, irremediable pero irresistible y real prófugo de la injusticia del desuso del derecho inalienable, imprescriptible, intransferible e inembargable al sentido común y del humor.

«Esto implica interpretar sus argumentos de la manera más generosa posible, en lugar de asumir que nosotros somos más listos y el interlocutor, por pensar distinto, es un idiota.» (Violeta Vázquez-Rojas Maldonado)

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