Por Ligia Romero Gutiérrez
En los años 80 la vida de BCS era tranquila; la fiebre de la fayuca y la presencia de infinidad de tiendas chinas olorosas a incienso eran las actividades dominantes y productivas en la ciudad; una ciudad segura donde casi todos los habitantes se conocían entre sí y dormían con las puertas de sus hogares abiertas; donde el deseo más ferviente para una familia era la estabilidad económica y permanente.
Ahí es donde entra el burócrata sudcaliforniano, no era una persona pudiente pero sí medio acomodada y comodina, tenía el trabajo seguro que cualquier familiapudiera desear, además de gozar de prestaciones muy atractivas y de un sindicato que los defendía a capa y espada.
Trabajadores bien remunerados que en medio de sus jornadas se podían merendar el café con pan, aderezado del respectivo cotilleo de media hora en los archiveros de la oficina, para luego regresar a sus labores sin importar no estar calificados para el puesto, y así de lunes a viernes de 8 a 16 horas; y luego de las horas de trabajo, libres como el viento para disfrutar de los mariscos, la cerveza, la playa y el monte.
Una base trabajadora regionalista que puede agilizar la eficiencia de la burocracia y/o frenar la institucionalidad de un aparato de gobierno, es decir, tienen el “sartén por el mango o los pelos de la burra en la mano”, es decir, en sus manos está la función pública y la dotación de los servicios básicos, como recolección de basura, alumbrado público, seguridad pública, abasto de agua potable, entre otros; así que de salir “mal o de la greña” con el patrón, es la población quien resulta afectada.
Pero lo más interesante y suspicaz, es que las plazas dentro del gobierno estatal o municipal pueden heredarse, algo que las generaciones de los 80, 90 y 2000 veían con buenos ojos y esperaban con ansia loca, sin importar que la persona no tuviera las aptitudes ni la capacidad para el puesto asignado, ya que el linaje estaba escogido, como dice Maquiavelo en su libro El Príncipe.
Y es que rascándole a la historia, de acuerdo a la información del Censo Nacional del Gobierno de Seguridad Pública y Sistema Penitenciario Estatal, señalaba que en 2014 La Paz era uno de los municipios con más burócratas, ya que se tenían más de 3 mil 500, es decir, un burócrata por cada 41 habitantes, lo que trabajar para el gobierno se consideraba una buena inversión con pensión asegurada.
Conforme han pasado los años, el Sindicato de Burócratas ha tenido una serie de luchas con el fin de obtener aumentos salariales y mejores prestaciones, todas con éxito; algunas negociaciones de estira y afloje y con sus respectivos raspones, pero al fin y al cabo batallas ganadas para la clase trabajadora.
El gran reto y la lucha nunca vista de los burócratas del Estado, fue semanas atrás y todo porque tienen un jefe con una austeridad republicana recalcitrante, quien para males del Sindicato tocó los intereses de los aproximadamente 6 mil 500 trabajadores, mismos que por varias semanas pusieron en jaque la función pública y la prestación de los servicios básicos en los 5 municipios, como la recolección de basura, debido a que se fueron a paros escalonados, del 4 marzo al 31 de abril de este mismo año, provocando una relación ríspida y tensa que se vivió varias semanas entre los dos protagonistas, Gobierno del Estado y Sindicato Único de Trabajadores al Servicio de los Poderes del Estado, Municipios e Instituciones Descentralizadas, incluso los demandantes hicieron plantones por semanas a las afueras de los edificios gubernamentales; hay quienes se quedaban a dormir con almohada y cobija, de esas que venden en el carnaval, eso sin mencionar el “lonche o itacate” que llevaban para sacar después para la repartición.
Ante estas movilizaciones de protesta, el gobernador del Estado Víctor Manuel Castro Cosío, en entrevista con varios medios de comunicación reunidos el pasado 21 de marzo, señaló no tener los recursos para acceder a la demanda de los sindicalizados.
“La situación financiera del Gobierno del Estado es muy complicada, no hemos podido ni vamos a poder, de una vez les digo, no resolveremos demandas que salen de nuestra capacidad presupuestaria, les ruego a mis compañeros que hagan una reflexión y regresen a trabajar y lleguemos a un acuerdo y vayamos avanzando para que se termine este conflicto”.
La lucha se intensificó y la resistencia creció destapándose una gran noticia, y es que el pasado 24 de marzo, Marco Antonio Cota Aguilar, líder estatal del Sindicato de Burócratas en Baja California Sur, amenazó con ir a huelga si no eran atendidas las demandas de la base trabajadora, emplazamiento que nunca se ha visto en los 88 años de vida sindical, así que en su demanda escalaron más alto, y pidieron la intervención de Claudia Sheimbaum, presidenta de la República pronunciando lo siguiente.
“En representación de más de 6 mil 500 trabajadores miembros de nuestra organización, con un núcleo familiar de 30 mil personas… existe un incumplimiento de incremento salarial, al cual legalmente tenemos derecho de conformidad a nuestro contrato colectivo de trabajo, que son nuestras condiciones generales de trabajo de todas y todos los trabajadores de base sindicalizada, así mismo muchos trabajadores de base y de confianza no tienen acceso a vivienda, Fovisste y otros más, continúan con adeudos cuando ya cubrieron los acuerdos de las retenciones aplicadas quincenalmente en sus créditos, por supuesto que no podemos dejar pasar que a jubilados y pensionados les descuentan el 30% de su pensión para el crédito de Fovisste, cuando ellos ya cumplieron con sus pagos de vivienda puntualmente; tampoco cuentan con préstamos personales aun existiendo un convenio, no se enteran de cuotas de salud, de invalidez, vida y de servicios culturales, las cuotas de cesantía avanzada, ahorro solidario, retiro y vivienda.
Después de varias contrapropuestas por parte del Estado y de haber intervenido el Tribunal Burocrático, el pasado 29 de abril, finalmente el Jefe del Ejecutivo Estatal negoció con los miembros del Sindicato, así que el paro de labores llegó a su fin, otra lucha ganada en el que sus prestaciones y salarios como siempre se fueron a la alza, a pesar de que el pliego petitorio de los trabajadores tiró a la cabeza, le dieron al ombligo.
Aunque el colmo de todo esto, es que hace una semana los trabajadores se enteraron que el Congreso del Estado quiere meter la cuchara en la estructura de este Sindicato con políticas públicas y modificar la esencia del organismo al democratizarlo, lo que de inmediato, el Sindicato se alebrestó y pegó la mano en la mesa para decir que no; y todo por la pretención de heredar las plazas no sólo a los hijos sino también a los sobrinos, lo que levantó polvadera como los tornados de Texas, así que el Sindicato con su coto de poder seguirá defendiendo a capa y espada el linaje de los burócratas.
“También logramos ampliar la herencia de plazas a sobrinos, no es un capricho de decir, hay que ampliar la herencia de plazas por un simple hecho de obtener un logro sindical, hay compañeras y compañeros que son de la diversidad de género y ellos no pudieron tener hijos al igual que trabajadores que genéticamente no le dio la posibilidad de engendrar hijos’’.
En conclusión, el Sindicato de Burócratas defiende no sólo las prestaciones y el salario de los trabajadores, así como el bienestar de sus jubilados y pensionados, sino la monarquía burocrática; y es que no hay mirón que no sea cruel, muchos piensan que las plazas de la función pública deberían ser eso, públicas, y no privilegiarlas a personas que no están calificadas, y en algunos casos, son poco profesionales y con capacidades limitadas.
Es importante considerar abordar el tema con seriedad, ya que si le sumamos el nepotismo y abuso de poder de algunos empleados de confianza y de primer nivel que van de paso, el sistema de gobierno está de rodillas.