Califernia


La Paz.- Todos Santos, situado sobre una meseta en las faldas de la Sierra de la Laguna, se asoma al Océano Pacífico entre el verdor de los sembradíos, los palmares y los cañaverales del Valle del Pilar.
La fertilidad de la tierra y la abundancia de agua de los veneros de la Sierra de la Laguna, propiciaron que a finales del siglo antepasado Todos Santos cobrara auge en la agricultura, especialmente en el cultivo de la caña. En 1850 contaba con 8 ingenios.


Esta etapa de bonanza duró aproximadamente cien años, tiempo durante el cual se construyeron bellos edificios de estilo colonial: oficinas públicas, hoteles, teatros y viviendas, que perduran hasta el día de hoy, enmarcadas en barrios viejos con callesillas empedradas, contando con todos los servicios que permiten el disfrute de locales y visitantes.


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