Sobre la relevante insignificancia

“La insignificancia, amigo mío, es la esencia de la existencia. Está con nosotros en todas partes y en todo momento. Está presente incluso cuando no se la quiere ver: en el horror, en las luchas sangrientas, en las peores desgracias. Se necesita con frecuencia mucho valor para reconocerla en condiciones tan dramáticas y para llamarla por su nombre. Pero no se trata tan sólo de reconocerla, hay que amar la insignificancia, hay que aprender a amarla.” (Milán Kundera)

Condenarro

Por acá de nuevo mi es_timada(o) lectora(or), distrayéndote de tus actividades importantes con mis debralles llenos de puerilidad. Ahora salgo con la trepanación esta de la insignificancia que, en realidad, es un concepto complicado de entender, si consideramos que mucho de lo más importante de nuestra existencia está en los detalles, esos que menospreciamos, sea por que resultan cotidianos o, en muschingo de casos, que damos por hecho que no son importantes, pero necesarios, gran paradoja ¿no?

La idea la tomé de un artículo de Óscar de la Borbolla, “El Universo” *, sobre el cual no abundaré, ahí les dejo el vínculo; recordé entonces el libro de Milán Kundera, “La fiesta de la insignificancia”, altamente recomendable, aun cuando mi recomendación resulte insignificante conociendo la obra del autor.

Veamos, el diccionario de español mexicano que edita el Colmex, observa dos acepciones de insignificancia: s f: 1, Calidad de algo o alguien que es insignificante; y 2, Cosa o hecho de poca importancia o valor: “Se irritaba por cualquier insignificancia, y a la menor provocación comenzaba a gritar obscenidades”. Veo asunto nimio el acudir a otros diccionarios, al menos en éste trivial caso, mas a fin de contextualizar –y no se la copié a CAMEDA-, es factible que, sobre el sentido de la insignificancia, cite yo a uno que otro concepto filosófico fútil.

“La vida está compuesta de insignificancias; el año de instantes y las montañas de granos de arena. Por lo tanto, no subestimes nada, por pequeño que te parezca”, escribió el filósofo y escritor chino Lin Yutang. Opuesto al concepto de Lin Yutang, el imaginario colectivo menosprecia la unidad de cada compuesto de la cotidianeidad, lo cual, desde mi percepción, resulta absurdo, por no decir lo insignificante de esa simple acción.

Por otra parte, el también filósofo y economista español David Cerdá expone en su artículo publicado “La insignificancia creadora” ** apunta: “La insignificancia golpea; es un jarro de agua gélido, y como tal puede ser paralizador e incluso negativamente electrizante”. Comenta en su artículo, dónde acude a personajes tales como Copérnico, Schopenhauer, Darwin, Camus, Beckett, Ionesco, Nietzsche, Pascal entre otros, hasta que llega a Norbert Elias y su obra “La soledad de los moribundos”: “El ‘sentido’ es una categoría social […] Resulta bastante fútil el intento de descubrir en la vida de una persona un sentido que sea independiente de lo que esa vida significa para otros”. Por su parte, Milán Kundera aborda la insignificancia, muy a su estilo, en el sentido de que “…celebraría a la vez su nacimiento tan lejano y su muerte tan cercana; que celebraría una doble fiesta”; destacando la quintaesencia, en esta fiesta, a la inteligencia y la importancia de la insignificancia.

Antes de iniciar el arribo al punto de quiebre de ésta filosurfeada, veamos la definición de significar: El verbo significar viene del latín ‘significare’ compuesto con: La palabra signum (insignia, seña, estandarte, aquello que los hombres siguen) se relaciona con una raíz indoeuropea que significa seguir; El verbo facere (hacer) que se asocia con la raíz dhe (poner, arreglar) presente en palabras griegas 𝛳έµα¹ (tema, como en tema, anatema, apotema) y 𝛳ἠḳղ¹ (teca, como biblioteca, gliptoteca, hipoteca, pinacoteca) La raíz –fac-, de facere se convierte en –fic-, por apofonía cuando está prefijada. Así muchas palabras con terminación –ficar-, codificar, escenificar, pontificar, ratificar…

Así la cosa de la palabra, sus raíces, definiciones y usos, entiendo que significar nos dice que es, que representa, que utilidad tiene una cosa, un discurso, una persona, una acción, un Estado, el planeta o el universo, raíz de mi debralle, tras leer a Óscar de la Borbolla. Cuando encontramos el prefijo “in” que indica negación o privación, en la palabra significancia, nos dice que no importa, que no significa nada; cuando nos vemos en relación al inmenso universo somos insignificante, los somos, individualmente en un planeta con 8 mil millones de insignificancias caminando por todas partes; lo somos, al parecer, en un país con sólo 130 millones de insignificancias, si acaso las comparamos, pero como bien dijo Einstein; “las comparaciones son la medida de los estúpidos”, y en un contexto sociopolíticoeconómico, todos podemos ser insignificantes para el resto 129.999,999 millones; sólo que hay niveles y clasificaciones, obvio. Y ese, mi es_timada(o) lectora(or) es lo relevante de la insignificancia. Ejemplo simple y local: a mí me es insignificante que el Tiburón mazatleco se diga dueño de El Faro Viejo, y a él, todo lo indica, le es insignificante el hecho que sea propiedad de la nación, y a las autoridades de los tres niveles de gobierno, en los últimos 20 años, el asunto les ha sido insignificante; mi pueril deseo es que, considerando que el tema se lo dejaron recientemente a AMLO en una mañanera, sea él quien le retire el prefijo “in” al tema y se lo subraye al gandaya de Quvira.

Finalmente, mi es_timada(o), ya es tiempo, tras hacerte perder insignificantemente el tuyo, paso a retirarme y reiterarme como un simple, baladí, ordinario y vulgar pobre loco peligroso irreverente, irrelevante, irremediable pero irresistible y real prófugo de la injusticia que nos representa una insignificativa perorata sobre temas sin prefijo “in”.

“¿Qué aspecto presentaría la vida si no estuviera desprovista de sentido? La insignificancia absoluta es la base sobre la que descansa.” (Pär Lagerkvist)

*https://www.sinembargo.mx/10-10-2022/4265239

** https://filco.es/la-insignificancia-creadora/

1. nomás de ordinario intrascendente, ni idea del griego.