Sobre la ola de todos y de nadie

“Cuantas más restricciones existan y más artificiales sean los tabúes que haya en el mundo, más se empobrecerá la gente… Cuanta más prominencia se dé a las leyes y regulaciones, más ladrones y bandidos habrá.” (Lao Tsé)

Condenarro

Aquí de nuevo mi es_timada(o) lectora(or), trataré de exponer un debralle sobre un tema nada nuevo, más siempre con novedades; el tema, y el lugar al que me referiré hoy incluye la ley federal, los bienes de la nación, la noción y/o falta de las leyes y reglamentos que deben seguirse para su aprovechamiento, uso, goce y explotación; un poco la contradicción que las mismas leyes y reglamentos tienen entre sí, las interpretaciones y tendencias sobre el contenido de las mismas y otras ocurrencias mías. Me centraré en la playa El Médano; el mejor y más a la mano ejemplo que tenemos.

Me gusta creer que la mayoría de quienes visitamos la playa tenemos conocimientos mínimos necesarios sobre las regulaciones existentes para disfrutarlas al máximo posible y permisible; podríamos suponer que quienes desarrollan alguna actividad económica atienden en todo momento lo que las leyes y reglamentos les conceden en, valga la rebusnancia, en sus concesiones. Malamente uno se lleva cada decepción… o varias.

Es un hecho que a partir de la Constitución Política se derivan una serie enorme de leyes y reglamentos, todas, en teoría, dirigidas a ordenar la actividad y comportamiento de la ciudadanía toda y sus visitantes; en algunos casos “en defensa de la naturaleza”, naturalmente no se toman en cuenta sus propias leyes, por ejemplo, la ley que ordena y regula la zona federal marítimo terrestre y terrenos ganados –o perdidos- al mar. Dudo mucho que el mar gane o pierda terrenos, pero los usuarios sí, es por ello que la franja de los 20 metros a partir de la pleamar más alta en tiempos normales da la pauta al gobierno de hacerse de una franja costera que, como propietario, puede rentar bajo sus propios términos e intereses. Podríamos suponer que en beneficio de la nación, la que conformamos todos, sólo un pequeño detalle, sus lineamientos pueden ser confusos y difusos y de ahí los dimes y diretes. Las leyes y reglamentos, se supone, son de observancia no de interpretación, pero cada quien.

No se trata, opino, de inducir incertidumbre en el actuar de autoridades, empresarios, ambulantes y bañistas en toro a quien está mal o quien sólo es moralmente cuestionable en su actuar; las leyes y reglamentos, seguro estoy, no se refieren a establecer parámetros justos de comportamiento y convivencia; muchos de todos esos documentos no tienen nada de justicia, aun así, ahí están vigentes y aplicables gracias a la “sabiduría legislativa” y a la “pasiva obediencia civil”, pasividad que en muchísimos casos evidencia la apatía de esa ciudadanía de conocer de primera mano las leyes y reglamentos y encausar su actividad, y/o reacciones a las opiniones de quienes interpretan esos contenidos.

El Médano, la playa de mayor actividad humana, lúdica y laboral, he de señalarlo, en Cabo San Lucas, en el centro de la acción, en un espacio no mayor de 500 metros lineales a lo largo de la costa, hay más de 12 establecimientos con concesiones ¿todas legales?, a saber… bueno Tesorería Municipal, dado el convenio interinstitucional para la administración y operación de las concesiones sí lo sabe, es la que cobra los derechos, que reporta a la SHCP. Sobre los ambulantes, rentadores de artefactos y mobiliario, comerciantes de chuchulucos legales o no, masajistas itinerantes y otras linduras es otro boleto.

Es un hecho, El Médano es un desmadre medio organizado, sin saber por ni para quien con precisión, es muy divertido hasta que deja de serlo para alguien en particular, o para quien se ve o se cree afectado en sus intereses personales, yo, a partir de ello, me retiro y reitero como un pobre loco peligroso irreverente, irrelevante, irremediable pero irresistible y real prófugo de la injusticia de la interpretación de la naturaleza a la ley humana.

“Una cosa no es justa por el hecho de ser ley. Debe ser ley porque es justa.” (Montesquieu)